Falta para el futuro

Cuando pienso en mí en unos años, encuentro un sinfin de posibilidades abierto como un abanico, o como la cola de un pavo real. Tantas decisiones con tantas opciones me abruman, y quisiera ser un pequeño playmóvil descansando feliz en una caja de Legos.

Mi problema tiene que ver con hasta dónde creo mi propia imagen, hasta donde realmente soy quien me convenzo ser. Yo pienso en mí, y veo una chica aceptablemente linda, más flaca de lo que soy, más lectora, más dedicada a algunas cosas, y más arreglada. También más organizada y prolija. Y con un mejor corte de pelo, y un cutis más lindo.

Pero después me veo al espejo, y veo que estoy un poquito gordita, que no me gusta como tengo el pelo, que no leo un libro de literatura desde el verano y que mi ropero está dejado, antiguo y revoltoso.

¿Hasta donde la imagen que tengo de mí misma se acerca a lo real?
Este es el planteo que últimamente me da vueltas. Y sobre todo, cómo hacer para invertirlo. Cómo lograr para que, paso a paso, pueda terminar acercandome a quien creo ser, que al final es simplemente quien quiero ser. Y lograr ser feliz.

Si tan sólo no fuera una ferviente existencialista todo sería mucho más sencillo.

Hermanas

Cuando te vi me di cuenta de que ibas a ocupar mi lugar. Ibas a ser pequeña para siempre, adorable, con volados y ojos verdes. Ibas a seguir por siempre llevándote los mimos y la atención; ibas a seguir usando pequeños escarpines delicados por siempre, colmada de regalos y atención.

Pequeña, chiquitita; tan vulnerable, tan desprotegida. La Naturaleza te hizo así. No por nada sos débil. No por nada necesitás a mamá, la Naturaleza te quiere así, sola, dependiente.

¿Tanto te sorprenden mis golpes? ¿Tanto mis mordiscos? Mis pequeños mordiscos, en tu pielcita suave, tu pielcita de bebé dócil e indefensa... la Naturaleza fue quien te hico tan bonita, tan irradiante de sensualidad, ¿cómo no comerte?

Si al fin y al cabo mamá y papá ya no nos van a ver a ninguna de las dos después de que no estés.

Haciendo tiempo

Me doy cuenta de que no posteo seguido por la sencilla razón de que no me conecto. Entre una cosa y la otra, mi vida se encuentra ocupada, y decido sacarle tiempo a esto y dedicárselo a la vida de afuera.

Eso es bueno, no?

Estuve dando un poco de vueltitas por algunos blogs. La verdad que los prejuzgué. Había lagunos muy interesantes que eran mucho más que un lamento adolescente por atención... me porté mal antes :) Así que ahora estoy más contenta y menos pretenciosa.

Tengo ganas de seguir escribiendo, pero sin mucho tiempo y con musas esquivas. Prometo que a penas me cruce con una la ato a la cama.

Un escritorio

Una habitación cúbica. En penumbras, húmeda luz en el piso de pinotea. Una esquina, un escritorio, un florero vacío, una computadora apagada; mugre sutil pero perceptible. Un libro abierto, marcado; cuadernos cerrados, desparramados; lapiceras destapadas. Muchos cajones. Con lápices de colores, lápices también muchos; con folios y carpetas vacíos; con juegos de mesa (un buen dominó, cartas, dados y un ajedrez); con hojas blancas, blocks, y dibujos copiados, pintados a la acuarela. Un tachito de basura y el velador. Una pared blanca sin fotos ni posters. Un teléfono y un despertador. Un vaso con agua y el teclado, tipeando, tipeando irrefrenable, sin querer declinar los verbos, sin encontrar ningún evento interesante, simplemente tipeando lo que encuentra bajo sus yemas.

Resurgimiento: diario expuesto

El otro día, yendo a devolver una película, estaba pensando en mi flojera, que hace tanto que no posteo nada, y esas coas que uno piensa cuando se va a devolver una película...

(Oh Dios, amo tanto a Sabina. Me casaría tanto con él...)

Este tema del blog. Cada uno lo usa para lo que quiere. Yo no tengo mucha experiencia en esto, no leo muchos (tampoco conozco mucha gente que tenga, conozco más flogs). Aparte, no tengo banda ancha, y tengo mucho que estudiar. Mi vida cybernética es bastante reducida, en tiempo y en presupuesto. De modo que no puede ser muy activa (o al menos esa es la excusa que encontré por no visitar blogs o mantener el mío).

Lo que me llevó a preguntarme qué quiero hacer con Contraneurosis. Sigo queriendo hacerlo una revista, pero bueno, por ahora se mantiene acá. Yo quiero subir poemas, cuentos, pensamientos. Pero no quiero hacerlo un diario.

La sociedad moderna, con la exaltación del individuo, ha provocado estragos en la cultura, ya todos lo sabemos. Uno es este tema, el de los diarios. No el periódico, no Página/12 o Clarín. El diario íntimo. Como que se considera que es "de chicas", y que tiene "pensamientos íntimos". Pero antes, todo el mundo tenía diarios, en donde anotaba no sólo dichos delirios sentimentaloides, sino lo que hacía durante el día, y reflexiones generales.

Yo creo que mucha gente ha adoptado el blog como un sustituto del diario íntimo. Donde poner estos pensamientos. La diferencia entre un blog y un diario, es que al blog tiene accerso todo el mundo. El blog demuestra esta necesidad de mostrarse y expresarse que la sociedad moderna ha generado en los individuos. Probar que uno es un individuo diferente, apartado del rebaño. El sentimiento imperioso de diferenciarse, de resaltar, se ve en todos lados, por ejemplo en la moda. El blog así constituido, como diario de pensamientos abierto al mundo, posibilitándole deleitarse con los profundos y originales pensamientos que todos creemos tener.

Yo no quiero eso para Contraneurosis :) Cada tanto subiré delirios de este tipo, reflexiones, pero me niego, axiomáticamente, a exponer sensaciones privadas que se expongan a la interpretación libre. Para eso voy a empezar a ir a análisis.

Saludos. Hemos vuelto.