Un escritorio

Una habitación cúbica. En penumbras, húmeda luz en el piso de pinotea. Una esquina, un escritorio, un florero vacío, una computadora apagada; mugre sutil pero perceptible. Un libro abierto, marcado; cuadernos cerrados, desparramados; lapiceras destapadas. Muchos cajones. Con lápices de colores, lápices también muchos; con folios y carpetas vacíos; con juegos de mesa (un buen dominó, cartas, dados y un ajedrez); con hojas blancas, blocks, y dibujos copiados, pintados a la acuarela. Un tachito de basura y el velador. Una pared blanca sin fotos ni posters. Un teléfono y un despertador. Un vaso con agua y el teclado, tipeando, tipeando irrefrenable, sin querer declinar los verbos, sin encontrar ningún evento interesante, simplemente tipeando lo que encuentra bajo sus yemas.